Cómo Dios Nos Ayuda en Medio de Nuestras Dificultades

Cómo Dios Nos Ayuda en Medio de Nuestras Dificultades

A veces experimentamos dificultades increíbles en nuestras vidas. Cuando le pides gracia a Dios, no te dará algo inferior a Él mismo.

Tenemos un gran Dios. Es soberano y poderoso. Estamos en sus manos y nada nos pasa por casualidad. Pero en nuestro dolor, podríamos olvidarnos de esas cosas debido al dolor que estamos experimentando.

Podríamos pensar como María y Marta (Juan 11:21,32), “Señor, podrías haber detenido esto, y no lo hiciste deliberadamente. ¿Por qué?” La soberanía de Dios podría dejarnos más molestos que consolados. Por lo tanto, también necesitamos recordar algunas otras cosas.

Jesús derrotó a la muerte

La maravillosa noticia para nosotros es que cuando Jesús quebró el poder de la muerte al morir y resucitar de entre los muertos, lo hizo por todos los que están unidos a Él por la fe. Ya no tenemos que temer una muerte eterna. ¡Aleluya!

Debido a que los hijos de Dios son seres humanos, hechos de carne y sangre, el Hijo también se hizo de carne y sangre. Pues solo como ser humano podía morir y solo mediante la muerte podía quebrantar el poder del diablo, quien tenía el poder sobre la muerte. Únicamente de esa manera el Hijo podía libertar a todos los que vivían esclavizados por temor a la muerte.
─ Hebreos 2:14-15   

Las personas que mueren creyendo en Cristo están más vivas que nunca y están experimentando paz, gozo y gloria más allá de lo que podamos imaginar en este momento. Están en la misma presencia de Dios.

Puede parecer que el Señor no “sanó” ni “protegió” a los creyentes que han fallecido, pero de hecho los ha sanado y protegido de una manera mucho más plena, profunda y permanente.

Cuando sabemos que un ser querido que ha fallecido está ahora en el cielo, y que ahora está libre de los horribles efectos del pecado, y que él está adorando al Señor cara a cara con gozo y paz, nos ayuda a sentirnos menos tristes.

Sí, podemos estar afligidos, pero ahora con una esperanza eterna

1 Tesalonicenses 4:13 dice: “Pero no queremos, hermanos, que ignoren acerca de los que han muerto, para que no se entristezcan como lo hacen los demás que no tienen esperanza.” Tenga en cuenta que el texto no dice que no debemos llorar, solo que debemos llorar de manera diferente a aquellos que no tienen esperanza.

Incluso en el contexto de la esperanza, seguimos llorando, y eso es apropiado. Jesús mismo lloró. La Biblia no descarta ni minimiza el dolor, y no debemos subestimar su impacto. Pero sufrimos de manera diferente a los que no tienen esperanza.

Digamos que mi esposa y yo no conocemos a Jesús, y creemos que no hay más existencia después de la muerte. Entonces, si mi esposa muere, realmente la pierdo. Todo lo que la hizo ser quien era, su peculiar sentido del humor, su pasión por la gente (y el baloncesto y las palomitas de maíz), su hermosa sonrisa, su corazón abierto, todo eso se ha ido para siempre. Ese dolor es un agujero negro.

Pero para los que mueren en Cristo y para los creyentes que sufren, la circunstancia es muy diferente. El dolor que sientes cuando extrañas a tus seres queridos sigue siendo increíblemente doloroso, pero la separación es solo temporal. Gracias al Señor los volverás a ver.

Dios esta con nosotros

En medio de tu dolor, es fundamental que recuerdes que el Dios que es soberano y poderoso también es Emanuel, “Dios con nosotros.” Cuando tu dolor te está debilitando y sientes que no puedes seguir adelante, Dios está listo para ayudarte.

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El Señor Jesús no te deja solo para que descubras cómo manejar tu dolor o cómo buscar recursos para superarlo. Él está contigo en cada paso del camino.

No tengas miedo, porque Yo estoy contigo; no te desalientes, porque Yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con Mi mano derecha victoriosa.
─ Isaías 41:10   

Jesús vivió como un ser humano en este mundo pecaminoso. Él nos comprende. Él conoce los tormentos y las debilidades de las últimas horas de la vida. Como nuestro Sumo Sacerdote que comprende plenamente nuestras angustias, Él intercede por nosotros (Hebreos 7:25), también lo hace Su Espíritu Santo (Romanos 8:26).

El Señor nos llama Sus amigos (Juan 15:15) y promete que nunca nos dejará ni nos desamparará (Hebreos 13:5), que Su Espíritu morará en nosotros, y que Él nos dará paz (Juan 14:27; 16:33) e incluso alegría (Juan 15:11).

Por tanto, ahora ustedes tienen también aflicción; pero Yo los veré otra vez, y su corazón se alegrará, y nadie les quitará su gozo.
─ Juan 16:22   

Lo que más necesitas en medio del dolor es Dios mismo. Su presencia te dará Su paz, Él llenará el vacío dejado por tus seres queridos fallecidos, Él te quitará tus cargas y te llevará a una comunión bendita con Su Espíritu.

Y mientras nuestro Padre celestial nos envuelve tiernamente en Su amor, nuestro amor por Él crecerá. Nuestra fe y confianza en Él se profundizarán, e incluso en medio de la angustia del dolor lo alabaremos con un gozo profundo y verdadero.

Esto es algo que el Señor hace por Su Espíritu, a través de Su Palabra, a través de la oración, y la comunión y el amor de Su pueblo. Es Su gracia a través de Jesucristo la que está obrando en nuestra vida.

El amor de Dios por nosotros nunca falla

Si en tu dolor te cuesta orar o leer la Biblia, pídale a alguien que ore por ti y que te lea la Biblia. Hacer el duelo es muy, muy difícil porque tu dolor es profundo. Pero el Señor ha vencido el poder de la muerte y, por tanto, Sus hijos que han fallecido están con Él. Y Dios también está contigo.

El amor de Dios por ti te ayudará a superar cualquier circunstancia difícil. Habrá un tiempo en la eternidad cuando estarás junto con Él y con tus seres queridos fallecidos. Debes esperar ese día bendito con alegría.

Incluso en medio del dolor, con la ayuda del Espíritu Santo, puedes confiar en Jesús sabiendo que Su muerte y resurrección te han dado una esperanza eterna; no solo para ti, sino para todos los que depositan su fe en Él. ALELUYA.


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Uno de los propósitos principales de la vida cristiana, es permitir progresivamente que el Espíritu Santo produzca más y más de Su fruto en nuestra vida. Dios desea que nuestras vidas muestren el fruto del Espíritu y con la ayuda del Espíritu Santo, ¡esto es posible!

2 Corintios 5:7 ─ Porque por fe andamos, no por vista.

El tema de este artículo es acerca de cómo Dios nos ayuda en medio de nuestros problemas y dificultades.



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