¿Tenéis un Sentido Duradero de Seguridad y Protección?

¿Tenéis un Sentido Duradero de Seguridad y Protección?

A pesar de cualquier recubrimiento resistente y aparentemente intrépido que podamos exhibir en el exterior, en el fondo sabemos que somos vulnerables.

Ser humano es ser vulnerable, por ejemplo: siempre estar expuesto a ataques, desastres naturales, errores de cálculo, sabotaje, enfermedades, insuficiencia cardíaca y más. Anhelamos sentirnos seguros, pero la vida en este mundo está llena de riesgos y peligros; incluso cuando nos negamos a salir de casa.

Tenemos nuestras maneras modernas y medios tecnológicos para buscar seguridad, pero el anhelo por la seguridad no es un acontecimiento reciente. En el mundo antiguo, las ciudades construían murallas, los reyes cavaban fosos y los soldados llevaban armaduras y escudos.

Sin embargo, tan profundo como es el impulso en el corazón humano hacia la seguridad, no tenemos garantías de ello en esta vida. Por mucho que nos guste pensar que Dios protegerá a quienes Lo aman de cualquier problema que suceda, sabemos que esto claramente no es cierto por experiencia o por la Biblia.

Dios nos promete la paz a través de Cristo

Dios no promete seguridad terrenal a Sus hijos en esta vida, aunque sí diseñó nuestros corazones para que desearan la seguridad, no para encontrarla en este mundo, sino en Él.

Al Señor he puesto continuamente delante de mí; porque está a mi diestra, permaneceré firme. Por tanto, mi corazón se alegra y mi alma se regocija; también mi carne morará segura.
─ Salmos 16:8-9

Mejor que la simple seguridad temporal, que nos permitiría descansar sanos y salvos durante apenas setenta u ochenta años, la promesa que Dios hace a Su pueblo en el Salmo 91, y en toda la Biblia, es nuestra máxima seguridad.

No importa lo que nos suceda en este mundo, Dios nos tiene en Su mano. Él sabe. A Él le importa. Él está obrando en los peligros más grandes y los dolores más duros de la vida para tu máximo bien.

El Salmo 91 no promete que lo peor que este mundo tiene para ofrecer no vendrá sobre el pueblo de Dios, sino que cuando venga, no estaremos solos, abandonados ni destruidos.

Su gracia es demasiado dinámica y poderosa para mantenernos simplemente fuera de peligro; Él nos sostiene en condiciones difíciles y nos lleva a la máxima seguridad.

El que habita al amparo del Altísimo morará a la sombra del Omnipotente. Diré yo al Señor: “Refugio mío y fortaleza mía, mi Dios, en quien confío.”
─ Salmos 91:1-2

La seguridad que recibimos de Dios no significa que no habrá grandes dolores, ya sean, físico, emocional y espiritual. Jesús experimentó un gran dolor físico y una crisis emocional cuando cargó con nuestro pecado y Se sintió abandonado por Su Padre.

Pero las promesas del Salmo 91 le dieron los medios espirituales para avanzar. Nuestra desesperación por una sensación duradera de seguridad y protección no estaba destinada a encontrar su hogar en este mundo.

El Señor Jesús nos llevará sanos y salvos a Su presencia en el cielo

La verdad es que la paz y la fortaleza solo se encontrarán en Dios mismo, a través de Su Hijo. En Cristo, no necesitamos temer el terror de la noche, la flecha que vuela de día, o cualquier pestilencia o destrucción.

No somos inmunes a las dificultades de este mundo, pero como somos hijos de Dios, nuestro Señor Jesús nos guiará con seguridad a través de ellas.

En Ti pondrán su confianza los que conocen Tu nombre, porque Tú, oh Señor, no abandonas a los que te buscan.
─ Salmos 9:10

Dios no se compromete a mantenernos alejados de todos los sufrimientos y problemas mundanos, pero sí promete estar con nosotros. El Señor nos rescatará en Su tiempo perfecto y nos ayudará a través de Su gracia mientras vivimos para Él con un corazón de fe. AMÉN.



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2 Corintios 5:7 ─ Porque por fe andamos, no por vista.

El tema de este artículo es acerca de la paz y seguridad que Dios nos da en Cristo Jesús nuestro Señor.


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