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Nuestra Recompensa Eterna

Todos los creyentes del Señor Jesús recibirán la gran recompensa de ver a Dios cara a cara. Esto debería motivarnos a vivir en santidad.

En muchas ocasiones la Biblia menciona las recompensas en el cielo. ¿Cuáles son estas recompensas que menciona la Biblia? ¿No es suficiente estar en el cielo con Dios?

El Señor no es sólo nuestro Salvador y Juez; Él también es nuestro Premiador. Dios nos recompensará generosamente por nuestras obras que sobreviven el fuego de Su juicio.

Estas recompensas pueden ser para algo tan simple como darle a alguien un vaso de agua fría (Mateo 10:42) o tan importante como morir la muerte de un mártir por Cristo. Nada será pasado por alto por nuestro Dios.

Su señor le dijo: “Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.”
─ Luke 7:2

La Escritura habla también de varias coronas que Dios le dará a aquellos que han vivido fielmente para Jesús y no para sí mismos. En el cielo, tendremos la oportunidad de echar esas coronas ante el trono de Cristo en adoración (Apocalipsis 4:10-11).

Nuestras recompensas eternas glorificarán a Cristo

Cuanto más obedientemente hemos vivido por Cristo, mayor será nuestra capacidad de reflejar Su gloria por toda la eternidad.

Los sabios resplandecerán con el brillo del cielo; los que guían a muchos en el camino de la justicia brillarán como las estrellas por toda la eternidad.
─ Daniel 12:3

Nuestra mayor recompensa será el Señor mismo. Tendremos una relación con Él que será absolutamente perfecta. Ningún pecado se interpondrá entre nosotros. Tanto como disfrutamos del Señor en la tierra, nuestra relación será aún más rica y satisfactoria en el cielo.

Todo el mundo va a ser “recompensado” de acuerdo a lo que merecen sus hechos: hay un premio o recompensa en juego aquí. Pablo es un poco más específico en 1 Corintios, donde escribió lo siguiente:

Si permanece la obra que alguien ha edificado sobre el fundamento, él recibirá recompensa. 15 Si la obra de alguien es quemada, él sufrirá pérdida; aunque él mismo será salvo, pero apenas, como por fuego.
─ 1 Corintios 3:14-15

La “recompensa” no está definida, y es probable que la “pérdida” sufrida sea la “recompensa” que él de otro modo habría recibido si hubiera obedecido.

Jesús mismo nos dará nuestras recompensas celestiales

¿Se puede decir algo más definitivo acerca de la naturaleza de esta recompensa? Jesús menciona un “gran recompensa” en el cielo, pero no entra en detalles (Mateo 5:11-12).

En la parábola de los talentos (Mateo 25; Lucas 19) alude a algún tipo de “autoridad” o dominio (pero, ¿sobre quién o qué?). Pablo dice que “cualquier cosa buena que cada uno haga, esto recibirá del Señor” (Efesios 6:8).

Lo que hacemos en esta vida determinará en gran medida cómo Dios nos bendecirá en la vida venidera. Si vivimos por Él ahora, vamos a tener el privilegio de poner nuestras coronas a Sus pies.

Puesto que nadie va a querer venir a Su trono con las manos vacías, deberíamos ver cada día en la tierra como una oportunidad para invertir en la eternidad.

Por tanto, Yo vengo pronto, y Mi recompensa está conmigo para recompensar a cada uno según sea su obra.
─ Apocalipsis 22:12

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