Todo lo que Respira Alabe al Señor
El propósito de adorar a Dios es glorificarlo, honrarlo, alabarle, exaltarlo y agradarlo.
A medida que vivimos para Dios, debemos exaltarlo y reconocerlo en todo lo que hacemos. Pon a Dios en primer lugar en tu vida y deja que Él reine en tu corazón.
“Estén quietos, y sepan que Yo soy Dios; exaltado seré entre las naciones” (Salmos 46:10). Las palabras de esta canción, interpretada hace mucho tiempo en el templo de Jerusalén, me recuerdan una de nuestras tareas principales: adorar a nuestro asombroso Dios.
Dios es digno de nuestra adoración
Una forma de exaltar a Dios es meditando en Sus numerosos atributos. Exalta a Dios porque Él es fiel, eterno, omnisciente, justo, inmutable, bondadoso, santo, misericordioso, paciente, imparcial e infinito. Nuestro Dios es perfecto.
Presta oído, oh Pastor de Israel; Tú que guías a José como un rebaño; Tú que estás sentado más alto que los querubines; ¡resplandece!
─ Salmos 80:1
Exalta también al Señor al darte cuenta de que Él es todopoderoso, altísimo, personal, recto, inenarrable, sabio, trino, accesible, autoexistente, glorioso y compasivo.
La adoración es para la “gloria de Dios.” Como creyentes, adoramos al Todopoderoso para ensalzar Su naturaleza; para celebrar Su gloria y Sus gloriosos atributos.
Dios es digno de nuestra alabanza por Su grandeza
Otra forma de adorar a Dios es contemplando Sus nombres. Exalta a Dios porque Él es Creador, Amor, Redentor, Pastor, Salvador, Señor y Padre. Es Juez, Consolador, Maestro. Él es YO SOY. Nuestro Señor es el Poderoso.
¡Aleluya! Alaben a Dios en Su santuario; Alábenlo en Su majestuoso firmamento. Alaben a Dios por Sus hechos poderosos; Alábenlo según la excelencia de Su grandeza.
─ Salmos 150:1-2
Exalte a Dios meditando en Su identidad. Dios es nuestro escudo, refugio, luz, fortaleza, sustentador, rescatador; nuestro castillo.
Hay infinitas razones para adorar a Dios, pero en el corazón del asunto se encuentra esta verdad: adorar a Dios es el propósito supremo para el que los seres humanos fuimos creados.
Alaben al Señor, seres celestiales, alábenlo por Su gloria y Su fortaleza. Alábenlo por Su majestuosa gloria; la gloria de Su nombre. Preséntense ante Él en Su majestuoso santuario.
─ Salmos 29:1-2
Medita en los atributos de Dios. Contempla Sus nombres. Refúgiate en Su identidad. Adóralo, respétalo, hónralo, ámalo, exáltalo. Utiliza el resto de tu vida como un período de preparación para adorar por la eternidad a nuestro asombroso Dios. Amén.
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2 Corintios 5:7 ─ Porque por fe andamos, no por vista.
El tema de este artículo es acerca de la importancia de adorar a Dios por Su santidad y grandeza.
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