¿Cómo Es Dios?
Pregúntele a los niños: "¿Cómo es Dios?" y sus respuestas generalmente incluirán: "Es muy viejo, tiene una larga barba blanca, una espesa cabellera blanca, y viste una túnica o manto blanco."
Comparación con el hombre
Con frecuencia los caricaturistas le añaden sandalias y gruesas cejas blancas. Ya sea una imponente figura o simplemente una mano enorme que desciende del cielo, el concepto del hombre acerca de la apariencia de Dios parece guardar poca semejanza con el nuestro.
Esto puede parecer desconcertante, ya que el libro de Génesis afirma repetidas veces que fuimos creados a imagen de Dios (Génesis 1:27). La palabra hebrea para "imagen" (tselem) se traduce como "un esbozo o representación de un original, así como una sombra es el esbozo del original."
Esta imagen de Dios le fue dada sólo a los humanos. Aunque Dios no está confinado en una forma humana, el hombre imperfecto y finito comparte la naturaleza de Dios, con atributos transmisibles (vida, personalidad, verdad, sabiduría, amor, santidad, justicia). Tenemos la capacidad para tener una asombrosa relación espiritual con Él, dándonos conocimiento.
Los encuentros
Cualquier conocimiento en cuanto a "¿Cómo es Dios?" requiere de un encuentro extraordinario. En Génesis 32:22–28 Jacob, el padre de los doce patriarcas de Israel, quedó cojo después de luchar con Dios. "Y Jacob le puso a aquel lugar el nombre de Peniel (El rostro de Dios), porque dijo: 'He visto a Dios cara a cara, y ha sido preservada mi vida.'" (Génesis 32:30) Dios se acercó a Jacob tanto como fue posible, físicamente, las manos del Creador estuvieron colocadas sobre él.
No es permisible ver la cara de Dios literalmente (Éxodo 33:20). Cuando Moisés se encontró con Dios, en la forma de una zarza ardiendo, tuvo miedo de mirar a Dios (Éxodo 3:6). Hasta la relación íntima de Moisés con Dios, en la que Dios le habló "cara a cara" (Deuteronomio 34:10) tenía limitaciones. Al buscar la presencia gloriosa de Dios, se le recuerda a Moisés: ". . . No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá" (Éxodo 33:11, 20-23). "Cara a cara" indica conversaciones íntimas compartidas entre dos amigos íntimos. Esta confianza mutua les permite comunicarse honesta y francamente el uno con el otro (Deuteronomio 12:6-8).
Los ejemplos del Antiguo Testamento acerca de la apariencia de Dios se centraron en Su gloria y presencia celestial morando en objetos de Su elección: el Tabernáculo (Números 12:5; 16:19, 42), y la columna de nube y la columna de fuego (Números 14:14). En el Nuevo Testamento Dios se reveló a Sí Mismo apareciendo ante nosotros a través de Su Hijo Encarnado, Jesucristo.
El Dios invisible
En respuesta a "¿Cómo es Dios?" un Creador omnipotente y omnisciente envió a un niño. "Él (Cristo) es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación... Porque agradó al Padre que en Él habitara toda la plenitud (de la Deidad) (Colosenses 1:15,19). No existe mención de algún rasgo característico del aspecto de este Niño, sólo elementos específicos: acostado en un pesebre, envuelto en pañales, y una estrella sobre la casa. Aún así, los pastores y los magos reconocieron inmediatamente a Jesús ya que glorificaron, alabaron, y veneraron al Dios Vivo.
Él es el resplandor de Su gloria y la expresión (representación) exacta de Su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de Su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, el Hijo se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas. ─ Hebreos 1:3
Con amor y gracia incondicionales, Dios nos creó a Su propio "tselem" (imagen) mientras que nos dejó vislumbrarlo en Jesucristo. "Nadie ha visto jamás a Dios; el unigénito Dios, que está en el seno del Padre, Él Lo ha dado a conocer." (Juan 1:18) En el Sermón del Monte, Jesús nos dice: "Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios." (Mateo 5:8) Tal vez no podamos ver completamente el rostro de Dios todavía, aún así, Él sí nos mira con incansable amor.
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