Cómo el Pecado Secreto Nos Engaña

Cómo el Pecado Secreto Nos Engaña

La Biblia es muy clara que a pesar de que somos creyentes el pecado todavía nos puede engañar.

El pecado secreto prevalece tanto hoy como en la época del rey David. Él fue un ejemplo de que los líderes luchan con el pecado tanto como cualquier otra persona. Ninguno de nosotros está exento. Todos somos pecadores salvados por gracia.

Bíblicamente, no hay pecados “pequeños”. Dios se refiere a todo pecado como una afrenta a Su santidad. Todo pecado nos separa de Él. Nuestra tendencia natural es no lidiar con el pecado. ¿Qué sucede cuando tratamos de ocultar nuestro pecado?

El que obedece toda la ley pero falla en un solo punto, es culpable de haberla desobedecido toda.
─ Santiago 2:10

Alguien involucrado en pecados secretos experimentará lo siguiente: desesperanza, depresión, ansiedad, inquietud, vergüenza y culpa intensa, aislamiento, insomnio o enfermedad física.

El pecado secreto y su engaño insidioso

Muchas personas involucradas en pecados secretos comienzan sintiendo que tienen su vida bajo control, que en realidad no es un “problema”. Racionalizan que nadie más sabe acerca de sus pecados, por lo que no lastiman a nadie.

El pecado secreto resulta en tener síntomas que pueden ser bastante debilitantes para un cristiano. Eventualmente, tu conciencia moral (o el Espíritu Santo) te convence de tu pecado.

Los cristianos no deben pensar que los pecados secretos son de alguna manera menos graves y más respetables que los pecados que todos ven. Aquí hay tres razones por las que el pecado secreto es claramente aborrecible para Dios:

1. Porque Dios conoce tu corazón.
La Escritura nos dice: “Dios no ve como el hombre ve, pues el hombre mira la apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón” (1 Samuel 16:7).

Ningún pecado, ni siquiera una maldición susurrada o un malvado pensamiento fugaz, está oculto a la vista de Dios. De hecho, si nos diéramos cuenta de que Dios mismo ve nuestros pecados secretos, podríamos estar menos inclinados a tomarlos tan a la ligera.

La Biblia declara que Dios algún día juzgará los secretos de cada corazón (Romanos 2:16). “Dios traerá toda obra a juicio, junto con todo lo oculto, sea bueno o sea malo” (Eclesiastés 12:14).

Los pecados secretos no permanecerán secretos​

Aquellos que piensan que pueden evadir la vergüenza pecando en secreto descubrirán un día que la revelación abierta de sus secretos ante el mismo trono de Dios será la peor vergüenza para ellos (1 Corintios 4:5).

Nada hay encubierto que no haya de ser revelado, ni oculto que no haya de saberse. Por lo cual, todo lo que han dicho en la oscuridad se oirá a la luz, y lo que han hablado al oído en las habitaciones interiores, será proclamado desde las azoteas.
─ Lucas 12:2-3

Es una locura pensar que podemos disminuir nuestro pecado manteniéndolo en secreto. Es incluso peor pensar que somos mejores que los demás porque pecamos en privado y no en público.

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Y es el colmo de la locura convencernos a nosotros mismos de que podemos librarnos del pecado si lo encubrimos. “El que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona hallará misericordia” (Proverbios 28:13).

Todo pecado es desobediencia a nuestro santo Dios, ya sea pecado cometido en público o en secreto. Dios conoce incluso los secretos más íntimos de nuestro corazón, Él ve nuestro pecado claramente, sin importar cuán bien pensemos que lo hemos ocultado.

2. Porque los pecados en la mente son lo mismo que los pecados cometidos.
Cuando Jesús dijo que el odio conlleva el mismo tipo de culpa que el asesinato, y la lujuria es la esencia misma del adulterio, estaba diciendo que no hay diferencia entre el pecado que tiene lugar en la mente y el pecado que realmente se comete.

Las Escrituras no enseñan que todos los pecados son de igual magnitud

Que algunos pecados son peores que otros es obvio y completamente bíblico. La Escritura enseña esto claramente, por ejemplo, cuando nos dice que el pecado de Judas fue mayor que el pecado de Pilato (Juan 19:11).

En Su Sermón del Monte, Jesús estaba señalando que la ira surge del mismo defecto moral que el asesinato; y la persona lujuriosa sufre del mismo defecto de carácter que el adúltero.

Además, quienes cometen pecados mentales son culpables de violar los mismos preceptos morales que quienes cometen actos de asesinato y adulterio.

En otras palabras, los pecados secretos son moralmente equivalentes a la peor clase de mala conducta, incluso si son pecados de menor grado. Y la persona lujuriosa no tiene derecho a sentirse moralmente superior a alguien que experimenta placeres desenfrenados.

El hecho de que se entregue a pensamientos lujuriosos es prueba de que también es capaz de cometer actos inmorales. Además, el hecho de que odie a su hermano muestra que tiene la posibilidad de cometer un asesinato en su corazón.

Jesús les respondió: “En verdad les digo que todo el que comete pecado es esclavo del pecado.”
─ Juan 8:34

Cristo quiere que veamos nuestros propios pecados secretos con la misma repulsión moral que sentimos por el pecado público cometido por otros.

3. Porque el pecado oculto generalmente implica el pecado de hipocresía.
Aquellos que pecan en secreto en realidad intensifican su culpa, porque agregan el pecado de la hipocresía a su ofensa.

La hipocresía es un pecado grave por derecho propio. También produce un tipo de culpa especialmente debilitante, porque, por definición, la hipocresía implica ocultar el pecado. Y el único remedio para cualquier tipo de pecado consiste en admitir nuestra culpa ante Dios a través del arrepentimiento sincero.

Por lo tanto, la hipocresía impregna el alma con una predisposición contra el arrepentimiento genuino. Es por eso que Jesús se refirió a la hipocresía como “la levadura de los fariseos” (Lucas 12:1).

Advertencia contra la hipocresía

La hipocresía también actúa directamente contra la conciencia. No hay forma de ser hipócrita sin oscurecer la conciencia humana. Así que la hipocresía conduce inevitablemente a los pecados secretos más viles, espiritualmente cegadores y dañinos para el carácter.

Tu vida secreta es la verdadera prueba de tu carácter: “Pues como piensa dentro de sí, así es él” (Proverbios 23:7). ¿Quieres saber quién eres realmente? ¿Cómo es tu propia conducta en tu vida privada?, especialmente tus pensamientos más íntimos.

Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza.
─ Filipenses 4:8

Si actualmente está luchando con un pecado secreto, la verdad es que no estás solo. Algunas estadísticas sugieren que una de cada tres personas que asisten a la iglesia están involucradas en algún tipo de pecado secreto.

Al leer la Palabra de Dios, permita que el Espíritu Santo revele y corrija los pensamientos y motivos de tu corazón. Nuestra participación en el ministerio de Dios se logra únicamente en la medida de nuestra obediencia a las enseñanzas de Cristo.



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En el sentido espiritual, todos somos esclavos. O somos esclavos del pecado, que es nuestro estado natural, o somos esclavos de Cristo. Para ti, ¿quién gobierna tu corazón?

2 Corintios 5:7 ─ Porque por fe andamos, no por vista.

El tema de este artículo es acerca de las consecuencias del pecado secreto en la vida de un creyente en Jesucristo.


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