Pasar por el Sufrimiento Tiene el Potencial de Bendecirnos

Pasar por el Sufrimiento Tiene el Potencial de Bendecirnos

En nuestra vida espiritual, como en nuestra vida terrenal, mejoramos y crecemos manejando el sufrimiento y el fracaso con la ayuda de Dios y luego, aprendiendo de esas experiencias, glorificamos más a Cristo.

Solo al cultivar la disciplina, la perseverancia y la paciencia piadosas, encontramos satisfacción y paz. Y esas cualidades se desarrollan más a través de alguna forma de sufrimiento. En lugar de culpar a otros por nuestro sufrimiento, debemos buscar lo que Dios puede lograr a través de él.

Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito.
─ Romanos 8:28

¿Por qué los hijos de Dios pasan por dificultades, sufrimientos y peligros mortales? El apóstol Pablo responde claramente: “A fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios” (2 Corintios 1:9). Para volvernos hacia Dios, a veces nada funciona como el sufrimiento.

Alguien que experimentó un sufrimiento horrible me dijo: “Aprendí que Dios no iba a cumplir con mi lista de verificación de felicidad. A través de mi sufrimiento aprendí lo que significaba entregarme a Su voluntad. Antes, quería ciertas bendiciones de Él; ahora lo quiero a Él.”

Dios nos susurra en nuestras alegrías, habla a nuestra conciencia, pero nos grita en nuestro dolor: es su manera de despertar a un mundo espiritualmente sordo. Dios usa el sufrimiento para humillarnos y traernos de regreso a Cristo. Y eso vale cualquier precio.

En el sufrimiento sentimos no sólo la presencia de Dios, sino también Su propósito

Para que nos transformemos cada vez más en la semejanza de Cristo, necesitamos la corrección de Dios. Por supuesto, Dios nunca nos disciplina para hacernos expiar nuestros pecados. Nos llama a aceptar, no a repetir, la expiación de Cristo (ver Isaías 53:5). Pero Él nos da una razón clara por la que nos disciplina: “Para que participemos de Su santidad” (Hebreos 12:10).

Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero Él nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de Su santidad. Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza. Sin embargo, a los que han sido ejercitados por medio de ella, después les da fruto apacible de justicia.
─ Hebreos 12:10-11

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El sufrimiento también expone a los ídolos en nuestras vidas. Revela la confianza que tenemos en nuestros sustitutos de Dios y declara nuestra necesidad de transferir nuestra confianza al Señor. Dios usa todos los medios necesarios para derribar todo lo que escondemos detrás.

El nombre del Señor es torre fuerte, a ella corre el justo y está a salvo. La fortuna del rico es su ciudad fortificada, y como muralla alta en su imaginación.
─ Proverbios 18:10-11

A veces, tu empleo, reputación, logros o posesiones materiales pueden ser tu ciudad fortificada o tu muro imaginario que no se puede escalar. Pero cualquier cosa menos que Dios mismo siempre te decepcionará.

Porque dos males ha hecho Mi pueblo: Me han abandonado a Mí, fuente de aguas vivas, y han cavado para sí cisternas, cisternas agrietadas que no retienen el agua.
─ Jeremías 2:13

A veces imaginamos a Dios como nuestro genio que viene a cumplir nuestras órdenes. El sufrimiento nos hace darnos cuenta del hecho de que le servimos a Él, no Él a nosotros. Las enfermedades, los accidentes y los desastres naturales nos recuerdan nuestra extrema vulnerabilidad; la vida está fuera de nuestro control.

El sufrimiento nos acerca a Jesús

Debemos renunciar a nuestro ídolo de control que nos hace creer que podemos impedir que todas las cosas malas sucedan, o corregir sus resultados. Dios nos recuerda: “Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y los que en él habitan” (Salmos 24:1).

Ni siquiera nos pertenecemos a nosotros mismos: “Ustedes no se pertenecen a sí mismos” (1 Corintios 6:19-20). Debemos decirle repetidamente a nuestro Señor: “Esta casa es Tuya. Nuestro dinero, mi cuerpo y estos niños te pertenecen. Señor, Tu tienes el poder de la vida y la muerte.”

Se hace mucho más fácil confiar en Dios cuando entendemos que todo lo que Él nos quita le pertenecía a Él en primer lugar. “Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. El Señor dio y el Señor quitó; bendito sea el nombre del Señor” (Job 1:21).

La prueba de nuestra fe produce perseverancia y piedad

Venimos a este mundo necesitados y lo dejamos de la misma manera. Sin sufrimiento nos olvidamos rápidamente nuestra necesidad. Si el sufrimiento parece un precio demasiado alto para la fe, es porque subestimamos el valor de la fe.

Tengan por sumo gozo, hermanos míos, cuando se hallen en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para que sean perfectos y completos, sin que nada les falte.
─ Santiago 1:2-4

¿Cómo podemos obedecer este mandamiento de aceptar las dificultades en lugar de resentirlas? Al confiar en que Dios dice la verdad cuando dice que el sufrimiento y las dificultades nos hacen más como Jesús. También aumenta nuestra perseverancia y expande nuestro ministerio. Todo esto nos prepara para el gozo eterno.

Perseverar a través del sufrimiento y ser obediente a Dios es el camino seguro a la piedad, todo para la gloria de Cristo. Que nuestro Dios de gracia y bondad nos conceda Su paz y nos sumerja en Su presencia, mientras vivimos para Él.



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Nunca subestimes el poder de Satanás, y nunca subestimes su habilidad para engañarnos y hacernos pensar que no hay que temerle. De hecho, ¡incluso engaña a algunas personas a pensar que no existe!

2 Corintios 5:7 ─ Porque por fe andamos, no por vista.

El tema de este artículo se trata de cómo Dios puede usar el sufrimiento para bendecirnos y glorificarse a Sí mismo.


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