La Gracia de Nuestro Señor Hacia Nosotros

La Gracia de Nuestro Señor Hacia Nosotros

La gracia se puede definir como el favor inmerecido de Dios para aquellos que están bajo condenación.

La gracia es un tema constante en la Biblia y culmina en el Nuevo Testamento con la venida de Jesús. “Porque la ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad fueron hechas realidad por medio de Jesucristo” (Juan 1:17).

La palabra “gracia” proviene de la palabra griega charis, que significa “el estado de bondad y favor hacia alguien, a menudo con un enfoque en un beneficio otorgado al objeto.”

A través de Su amor y misericordia, Dios nos da gracia

Hay tres atributos que Dios tiene que están estrechamente relacionados, y es común verlos usados juntos. Son amor, misericordia y gracia. Por Su amor, Dios, quien es rico en misericordia, nos salvó por Su gracia.

Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia ustedes han sido salvados).
─ Efesios 2:4,5   

El apóstol Pablo comenzó muchas de sus cartas con la frase: “Gracia y paz a ustedes de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo” (Romanos 1:7; Efesios 1:2; 1 Corintios 1:3).

Antes de que Pablo creyera en el Señor Jesucristo, él hablaba mal de Jesús, oprimió a sus seguidores, y se exaltó a sí mismo. Pablo escribio: “Aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor” (1 Timoteo 1:13).

Sin embargo, Dios cambió a Pablo de ser alguien que tenía una vida “religiosa” impía y lo convirtió en un siervo fiel, fructífero y obediente. Esta transformación solo es posible por la abundante gracia de Dios.

La gracia de Dios nos transforma

Este proceso de transformación comienza con la misericordia, la compañera necesaria de la gracia. La misericordia de Dios retiene las terribles consecuencias que nuestra impiedad merece.

Dios fue misericordioso hacia el comportamiento ignorante e incrédulo de Pablo. “Sin embargo, se me mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en mi incredulidad” (1 Timoteo 1:13).

El ministerio de gracia que Dios daría finalmente a Pablo (así como cualquier ministerio que Dios tiene para nosotros) fue establecido por Su misericordia y poder.

Por tanto, puesto que tenemos este ministerio, según hemos recibido misericordia, no desfallecemos.
─ 2 Corintios 4:1   

El reconocimiento de Pablo de haber recibido (y necesitado) misericordia es un reflejo de su continua actitud de humildad y dependencia de Dios. Pablo sabía que su salvación era el resultado de haber recibido la gracia de Dios a través de Jesucristo.

Dios eligió a Pablo para ser un ejemplo único de Su gran misericordia

“Pero la gracia de nuestro Señor fue más que abundante, con la fe y el amor que se hallan en Cristo Jesús” (1 Timoteo 1:14). Esta gracia abundante resultó en dos bendiciones espirituales (fe y amor) que serían esenciales para el ministerio de Pablo.

Pablo había sido un hombre de obras religiosas y santurronería. Dios le convirtió en un hombre de fe. “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: 'Mas el justo por la fe vivirá'” (Romanos 1:17). Pablo había sido un hombre de odio cruel y prejuicios religiosos. Dios le convirtió en un hombre de amor.

Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión significan nada, sino la fe que obra por amor.
─ Gálatas 5:6   

La gracia abundante de Dios significa que Él siempre amará a aquellos que han aceptado Su gracia a través de Cristo, y Él siempre hará lo que es mejor para ellos.

Dios continuará santificándonos y transformándonos a la semejanza de Jesús, y nos usará para demostrar Su gracia a los demás.



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“Ama a tu Dios con todo lo que piensas y con todo lo que eres” (Mateo 22:37). La vida cristiana es una aventura de transformación, servicio y ver lo que Dios hará a continuación. Cuanto más tiempo pases con Jesús, más apasionado serás por Él.


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