Sometiéndonos a la Autoridad de Dios
Podríamos asumir que aquellos que afirman la inspiración, inerrancia, e infalibilidad de la Palabra de Dios se someterían a Su autoridad. Pero eso no es siempre el caso.
Incluso aquellos que tienen una cierta reverencia por las Escrituras a veces pueden fallar a obedecerlas. Tenemos que recordar que la Palabra de Dios no es simplemente una doctrina que debe ser afirmada, pero una prioridad que debemos seguir.
En mi corazón he atesorado Tu palabra, para no pecar contra Ti.
─ Salmos 119:11
Israel cayó a la trampa de respetar las Escrituras mientras que no cumplía con sus estatutos.
Pablo dijo: “Pero si tú, que llevas el nombre de judío y te apoyas en la ley; que te glorías en Dios y conoces Su voluntad; que apruebas las cosas que son esenciales, siendo instruido por la ley, y te confías en que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, instructor de los necios, maestro de los faltos de madurez; que tienes en la ley la expresión misma del conocimiento y de la verdad, tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se debe robar, ¿robas?” (Romanos 2:17-21).
Pablo añadió: “Tú que te jactas de la ley, ¿violando la ley deshonras a Dios? Porque tal como está escrito: 'El nombre de Dios es blasfemado entre los gentiles por causa de ustedes'” (Romanos 2:23-24).
Dios quiere que vivamos en santidad
El pecado de Israel llevó a los incrédulos a blasfemar a Dios. Eso es comparable a nuestra sociedad en la que el Señor está constantemente ridiculizado a causa de los pecados de Su pueblo.
La manera en que usted obedece la Palabra de Dios es la única manera que la mayoría de los incrédulos verán la piedad sobre la cual la Biblia habla. Vuestra vida cristiana es vista por muchas personas cada día.
¿Qué aprenden ellos cuando están a tu alrededor? “Así brille la luz de ustedes delante de los hombres, para que vean sus buenas obras y glorifiquen a su Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16).
Ser un cristiano obediente en la sociedad actual no es fácil
Los cristianos siempre serán difamados, pero que sea por causa de la justicia, no por causa del pecado. Como dijo Pedro: “Mantengan entre los gentiles una conducta irreprochable, a fin de que en aquello que les calumnian como malhechores, ellos, por razón de las buenas obras de ustedes, al considerarlas, glorifiquen a Dios...” (1 Pedro 2:12a).
Los hombres gozan de la salvación únicamente cuando se someten a la voluntad de Cristo. Rechazar cualquier porción de Su enseñanza significa rechazar la autoridad de Cristo.
“Porque como el Padre tiene vida en Él mismo, así también Le dio al Hijo el tener vida en Él mismo; y Le dio autoridad para ejecutar juicio, porque Él es el Hijo del Hombre” (Juan 5:26-27). La vida de cada persona será juzgada por Cristo. Jesús dijo:
El que Me rechaza y no recibe Mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, ésa lo juzgará en el día final.
─ Juan 12:48
Por esta razón es que debemos estar seguros de que nuestra sumisión a Su autoridad sea total, no sea que habiendo obedecido de manera parcial, seamos rechazados. Los hombres fieles que Dios ha usado a lo largo de los siglos tenían un denominador común: Sabían vivir bajo la autoridad de Dios.
El rey David es definido por las Escrituras como un hombre que vivió según la voluntad de Dios: “He hallado a David, hijo de Isaí, un hombre conforme a mi corazón, que hará toda Mi voluntad” (Hechos 12:22).
Aplica el atributo bíblico de la santidad a vuestra vida
Hay una característica de Dios que supera cualquier otra, Su santidad. Sólo Él es absolutamente limpio de pecado, sin error moral. Como Soberano tiene toda autoridad, pero la ejerce desde Su santidad; no ejerce el poder como los hombres que utilizan todo tipo de ardides para lograr la obediencia de sus subalternos.
Nuestro Dios es: absoluto, unico, eterno, omnipresente, omnisciente, todopoderoso y santo. La persona que Dios usa es aquella que vive bajo Su autoridad y sirve a su propia generación por el propósito de Dios.
Busque Su gracia y poder para vivir cada día como una persona que respeta verdaderamente la autoridad de la Palabra de Dios como la única fuente de autoridad divina.
Da oído a la sabiduría, inclina tu corazón al entendimiento.
─ Proverbios 2:2
Las bendiciones materiales que disfrutamos día tras día son temporales, pero las bendiciones espirituales disponibles para nosotros en Cristo abarcan la eternidad. Cada día Dios nos bendice, pero la máxima bendición que Él nos ha dado, es la nueva vida y el perdón que viene a través de la fe en Su Hijo, Jesucristo.
2 Corintios 5:7 ─ Porque por fe andamos, no por vista.
El tema de este artículo se trata de someterse a la autoridad de Dios para que Él pueda usarte mientras vives para Él.
Todos los derechos reservados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario