¿Era Jesús Dios en la Carne?
Desde la concepción de Jesús por el Espíritu Santo, la verdadera identidad de Jesucristo siempre ha sido cuestionada por los escépticos.
Entre los líderes religiosos que han logrado un gran número de seguidores a lo largo de la historia, Jesucristo es único en el hecho de que solo Él afirmó ser Dios en carne humana.
La Escritura no trata el nacimiento virginal como un acontecimiento ordinario, sino más bien como un acto sobrenatural de Dios. Si existe un Dios todopoderoso que creó todo en la existencia, un nacimiento virginal no estaría más allá de su capacidad.
La virgen quedará embarazada y tendrá un hijo que será llamado Emanuel, que traducido significa: “Dios con nosotros.”
─ Mateo 1:23
Comenzó con el prometido de María, José, que tenía miedo de casarse con ella cuando ella reveló que estaba embarazada (Mateo 1:18-24). Él la tomó como su esposa sólo después de que el ángel le confirmó que el niño que llevaba era el Hijo de Dios.
Siglos antes del nacimiento de Cristo, el profeta Isaías predijo la venida del Hijo de Dios: “Porque un Niño nos ha nacido, un Hijo nos ha sido dado ... se llamará Su nombre Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.” (Isaías 9:6)
Cuando el ángel le habló a José y anunció el inminente nacimiento de Jesús, se refirió a la profecía de Isaías.
La verdadera identidad de Jesucristo tiene un significado eterno
Jesús era Dios venido en la carne para morar con el hombre de tal manera que, finalmente, Él se sacrificaría a Sí mismo por los pecados de la humanidad. Jesús mismo entendió la especulación acerca de Su identidad.
Jesús salió con Sus discípulos a las aldeas de Cesarea de Filipo; y en el camino le preguntó a Sus discípulos: “¿Quién dicen los hombres que soy Yo?” (Marcos 8:27). Las respuestas variaron, como en la actualidad.
Entonces Jesús hizo otra pregunta que era más importante: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?” (Mateo 16:15).
La verdadera naturaleza e identidad de Jesucristo tiene un significado eterno. Cada persona tiene que responder a la pregunta de Jesús: “¿Quién dicen que soy Yo?”
¿Tanto tiempo he estado con ustedes, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que Yo estoy en el Padre y el Padre en Mí? Las palabras que Yo les digo, no las hablo por Mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en Mí es el que hace las obras.
─ Juan 14:9-10
La Biblia está clara acerca de la naturaleza divina del Señor Jesucristo. “Porque toda la plenitud de la Deidad reside corporalmente en Él” (Colosenses 2:9). El apóstol Pablo afirmó que Jesús ha sido Dios eternamente.
Aunque Cristo tenía todos los derechos, privilegios y honores de la deidad, de los cuales Él era digno, Su actitud no era a aferrarse a esas cosas, pero estar dispuesto a renunciarlas por un tiempo (Filipenses 2:6-7).
Aunque existía con el mismo ser de Dios, no se aferró a Su igualdad con Él, sino que renunció a lo que era Suyo y tomó naturaleza de siervo. Haciéndose como todos los hombres y presentándose como un hombre cualquiera.
─ Filipenses 2:6-7
El hecho de Su encarnación es de suma importancia. Jesús vivió una vida humana, pero no poseyó una naturaleza pecaminosa como nosotros. Él fue tentado, pero nunca pecó (Hebreos 4:15).
Jesucristo tiene la naturaleza divina de Dios
La naturaleza pecaminosa de Adán ha sido transferida a cada bebé nacido en el mundo (Romanos 5:12). Debido a que Jesús no tuvo un padre humano, Él no heredó una naturaleza pecaminosa. Él tenía la naturaleza divina de Su Padre celestial.
Pero, cuando habla de Su Hijo, Dios dice: “Tu reinado durará para siempre, y usarás Tu poder en favor de la justicia.”
─ Hebreos 1:8
Desde la caída del hombre, la única manera de hacerse justo ante Dios ha sido la sangre de un sacrificio inocente (Levítico 9:2). Jesús tuvo que cumplir con todos los requisitos de un Dios santo antes de que pudiera ser un sacrificio aceptable por nuestros pecados (Hebreos 9:14).
Ningún ser humano con una naturaleza de pecado podría cumplir con los requisitos para ser el sacrificio por los pecados del mundo (1 Juan 2:2).
Solo Jesús podía pagar la deuda que le debíamos a Dios por nuestros pecados. La victoria de Jesús sobre la muerte permite que cualquiera que crea en Él, tenga la bendición eterna de estar en el cielo con nuestro Padre celestial.
Pero a los que lo aceptaron y creyeron en Él, les dio el derecho de ser hijos de Dios.
─ Juan 1:12
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2 Corintios 5:7 ─ Porque por fe andamos, no por vista.
El tema de este artículo es acerca de Jesucristo y si Él era solo un hombre o Dios en la carne.
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