La Justicia Que Procede de Dios                    

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La Justicia Que Procede de Dios

Como creyentes en Jesucristo, Él es nuestra justicia (1 Corintios 1:30). No tenemos, ni podemos alcanzar, una relación correcta con Dios en nuestra propia justicia. Necesitamos al Señor.

Hebreos capítulo 11 destaca las virtudes de la fe como se demuestra en las vidas de grandes santos del Antiguo Testamento. Recuerde que ellos no eran personas perfectas, pero debido a su fe obtuvieron la aprobación de Dios.

Ahora bien, la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella recibieron aprobación los antiguos antepasados. ─ Hebreos 11:1,2

También debemos recordar que sin fe es imposible agradar a Dios. “Y sin fe es imposible agradar a Dios. Porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que Él existe, y que recompensa a los que Lo buscan.” (Hebreos 11:6) Tal recordatorio era necesario para el pueblo hebreo en el primer siglo porque para entonces el judaísmo había abandonado la verdadera fe en Dios por un sistema legalista que estaba basado en la justicia por las obras.

Mientras afirma la importancia de la fe, el autor de Hebreos no socava la importancia de las obras justas. Al contrario, él nos exhorta: “Consideremos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras.” (Hebreos 10:24) Debemos buscar la santidad para que otros puedan ver a Cristo en nosotros y ser atraídos a Él (Hebreos 12:14).

Las obras justas son el resultado de la verdadera salvación, no la manera de obtenerla. El apóstol Pablo escribió: “Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.” (Efesios 2:10) Aparte de la fe, todos los intentos de agradar a Dios solamente a través de las buenas obras son inútiles y ofensivas para Él (Isaías 64:6).

Es por eso que Pablo gustosamente puso a un lado todas sus prácticas legalistas; servir a Jesús llegó a ser su mayor prioridad. Eso debe ser nuestra prioridad también.

Y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia derivada de la Ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe. ─ Filipenses 3:9

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