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El Significado de la Santidad

Como cristianos, debemos considerar exactamente qué significan los términos santo y santidad según las Escrituras.

Por lo general, la mayoría de los cristianos piensan en la justicia y la pureza ética cuando escuchan el término santo. Dado que es un concepto tan importante, debemos entender exactamente qué es ser santo.

La Palabra de Dios en muchos pasajes asocia la santidad con una vida justa y el perdón de los pecados (2 Corintios 7:1; 1 Pedro 1:14–16). Sin embargo, la santidad en las Escrituras, aunque está asociada con la rectitud moral, no se trata principalmente de hacer las cosas correctas.

Nadie es santo como el Señor

Ser santo es, ante todo, ser apartado de lo que es común. Significa ser diferente o único en comparación con las cosas del mundo. En consecuencia, la santidad no es una cualidad que sólo la gente puede poseer, pero el tiempo y los objetos también pueden ser santos.

Por ejemplo, Aarón fue “apartado”, es decir, fue separado de los otros israelitas, para ofrecer sacrificios en nombre del pueblo de Dios y mediar entre ellos y su Señor (1 Crónicas 23:13).

Cuando nuestro Creador se encontró con Moisés en la zarza ardiente, el terreno sobre el que tuvo lugar el encuentro se convirtió en terreno sagrado (Éxodo 3:1-6).

El lugar en el que se ubicaba el arca del pacto en el tabernáculo era el “Lugar Santo” (Levítico 16:1-2), y las fiestas y festivales del antiguo pacto santificaban el tiempo al Señor (Levítico 23).

Vivir en santidad es difícil de lograr

Algo o alguien se santifica cuando el Todopoderoso, que es él mismo apartado de toda la creación, lo aparta para un uso o propósito especial. Dios es santo porque está más “apartado” de Su creación que cualquier otra cosa o cualquier otra persona.

Nadie es santo como el Señor; no hay roca como nuestro Dios. ¡No hay nadie como Él!
─ 1 Samuel 2:2

La santidad de Dios es una función de Su trascendencia. Debido a que Él es elevado y exaltado, nada en la creación puede igualar al Señor en Su gloria, poder y pureza (Éxodo 15:11; Isaías 33:5).

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Los Diez Mandamientos y el Padrenuestro comunican la santidad de Dios en la forma en que tratan Su nombre. La humanidad prohíbe instintivamente el asesinato, pero se necesita una revelación especial para decirnos que profanar el santo y apartado nombre de Dios está mal.

No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano, porque el Señor no tendrá por inocente al que tome Su nombre en vano.
─ Éxodo 20:7

Jesús nos dice que lo primero que debemos pedir en oración es que el nombre de Dios sea considerado santo en este mundo. La distinción entre el Señor y Su creación es tan grande que incluso Su nombre debe ser respetado como santo.

Ustedes, pues, oren de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea Tu nombre.”
─ Mateo 6:9

En Cristo nos hacemos amigos de Dios (Juan 15:12-15; Santiago 2:23), pero esta no es una amistad casual como la que tenemos con otros seres humanos.

El Señor debe ser tratado con reverencia por Sus amigos, y si no consideramos Su dignidad y majestad, entonces no somos verdaderamente Sus amigos.

Cuando vivimos en santidad glorificamos a Dios

Dios es nuestro amigo, pero debemos tener cuidado al acercarnos a Él. El Señor es digno de todo honor y gloria, y nunca debemos olvidar eso. Cuando somos llamados a ser santos, estamos llamados a ser diferentes.

Estamos llamados a dar testimonio del significado de la santidad, que es justicia. Cuando Dios dice: “Deben ser santos como yo soy santo” (Levítico 11:45), está diciendo: “Sé diferente de los estándares normales de este mundo.”

Este es el deber del cristiano: reflejar el carácter de Dios a un mundo moribundo que necesita conocer al Salvador Jesucristo. Y podemos hacer eso a través del poder de Dios al vivir en santidad para Su gloria. AMÉN.

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