El Mito de las Riquezas
En vez de enfocarnos en las riquezas, quizás sería prudente concentrarnos en encontrar satisfacción en las cosas del Señor, en estar satisfechos con lo que Él nos da.
Cuando el transatlántico Titanic se hundió en 1912, se rumoreó que se hundió con una fortuna en joyas y oro. Sin embargo, fue sólo un mito. El manifiesto del Titanic mostró que llevaba plumas, lino, paja, pieles, tejidos, piezas de automóviles, cuero, elásticos, y equipo de refrigeración.
Otro rumor que se cree ampliamente es que un hombre rico debe ser honrado y valorado, a pesar de que pueda ser impío. También se cree que un hombre piadoso y disciplinado es considerado por algunos como de poco valor si no es rico.
La alegría del cristiano está en vivir para el Señor y no para las riquezas
El rey David, el autor del Salmo 37, advirtió a los pobres y necesitados a no tener envidia de los ricos y prósperos. La felicidad de un hombre no consiste en la cantidad de oro que tiene ni en los tipos de posesiones que ha adquirido.
Mejor es lo poco del justo que la abundancia de muchos impíos.
─ Salmos 37:16
No todas las personas que son ricas son malas, pero muchas lo son. Con el tiempo, las vidas de los impíos serán conocidas, y los resultados de esas vidas no tendrán ningún valor duradero.
Para los cristianos, esta vida es sólo el comienzo de una existencia eterna. No hay que buscar las riquezas de los impíos. Más bien, espere con paciencia para nuestro Dios eterno, sea cual sea su situación económica.
Porque los malhechores serán exterminados, pero los que esperan en el Señor heredarán la tierra.
─ Salmos 37:9
Debemos vivir por la gracia de Dios en cada aspecto de la vida, incluyendo las finanzas. Eso significa que ponemos el sueldo, las inversiones y los diezmos en las manos de Dios. Además, aceptamos que lo que Él da es suficiente.
La felicidad que Dios nos da es mucho mejor que cualquier riqueza
Dios ha prometido atender nuestras necesidades, y por eso debemos considerar nuestras ganancias y pérdidas como parte de Su voluntad y Su plan para nuetra vida (2 Corintios 9:8).
No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad.
─ Filipenses 4:11,12
El grado de satisfacción de un cristiano en este mundo es un reflejo de su grado de satisfacción con respecto al mundo venidero. Cuanto más las cosas invisibles y eternas del cielo se apoderen de nuestro corazón, menor será el poder de las cosas visibles y temporales del mundo para causarnos descontento.
Padre celestial, ayúdanos a vivir para Ti y no para las cosas de este mundo. Ayúdanos a ser santos en nuestra conducta y obedientes en la predicación de Tu Palabra. En el nombre de Jesús, amén.
ENTRADAS RECIENTES:
● El Legalismo Daña Nuestra Relación con Dios
● ¿Estás Sirviendo Fielmente a Nuestro Señor Jesús?
● ¿Puede la Religión que Sigues Salvarte?
● ¿Qué es el Discernimiento Espiritual?
Hay una buena razón para buscar del Señor en ayuno, una de ellas es tener intimidad con Él y meditar en Su palabra, además de exponer la necesidad que tenemos de Su intervención divina en diversas necesidades, personales y familiares.
Todos los derechos reservados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario