Los Espíritus Demoníacos No Tienen Poder Sobre Jesucristo
Jesús mostró Su poder y autoridad sobre los demonios, al expulsar los poderes demoníacos a pesar de que los líderes religiosos no creían que pudiera.
Cuanto más la gente magnificaba a Cristo, más deseosos estaban los fariseos de vilipendiarlo. Los enemigos más acérrimos de nuestro Señor Jesús no pudieron negar la realidad de Sus milagros.
Convencidos de que Jesús no era el Hijo de Dios y molestos por la respuesta popular a Jesús, los fariseos recurren a la única otra explicación posible del poder sobrenatural de Jesús sobre los demonios: proviene del diablo.
Jesús puede sanar a una persona poseída por un demonio
Beelzebú, el príncipe de los demonios, significaba lo mismo que Satanás. Los fariseos afirmaron que el poder milagroso del Señor para expulsar demonios se debía a la ayuda del diablo.
Pero cuando los fariseos lo oyeron, dijeron: “Este no expulsa los demonios sino por Beelzebú, el príncipe de los demonios.”
─ Mateo 12:24
Con tal malicia respondieron los fariseos después de que Jesús sanó a un endemoniado. Jesús señaló que su acusación era absurda e ilógica, y luego los acusó de haber cometido el pecado imperdonable.
La acusación de los fariseos equivale a un cargo de hechicería, una acusación que muchos continúan repitiendo contra Jesús a lo largo de la historia.
Por eso les digo, que todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Y a cualquiera que diga una palabra contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este siglo ni en el venidero.
─ Mateo 12:31-32
Jesús dijo que los ninivitas (que se arrepintieron con la predicación de Jonás) y la Reina del Sur (que vino para escuchar la sabiduría de Salomón) se levantarían en el juicio contra “esta generación” (Mateo 12:41-42).
Uno mayor que Jonás y Salomón estaba en medio de ellos, y sin embargo, los fariseos lo rechazaron. Jesús entonces habló de un espíritu inmundo saliendo de una persona, deambulando, y finalmente volviendo a entrar en esa persona junto con otros siete espíritus más malvados que él.
Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares áridos buscando descanso y no lo halla. Entonces dice: “Volveré a mi casa de donde salí”; y cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus más depravados que él, y entrando, moran allí; y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero. Así será también con esta generación perversa.
─ Mateo 12:43-45
Podemos decir que un espíritu inmundo y demoníaco sale de una persona cuando esta decide hacer un cambio para bien. Ha iniciado una nueva etapa por su propio esfuerzo y las cosas parecen estar mejor. Pero en realidad, se ha creado un vacío espiritual.
A menos que el Espíritu de Dios venga a habitar en ella, una persona que ha sido purgada por la auto-negación se vuelve vulnerable a la reinfestación por males aun más graves tales como el orgullo, la hipocresía y el desprecio por los demás.
Sin embargo, ustedes no están en la carne sino en el Espíritu, si en verdad el Espíritu de Dios habita en ustedes. Pero si alguien no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de Él.
─ Romanos 8:9
Nunca debemos tomar a la ligera los espíritus malignos. Son parte de las fuerzas del mal de Satanás, son enemigos de Dios y de Su pueblo. Los espíritus malignos promueven la corrupción, la malicia y la depravación en el mundo y en los seres humanos.
Prueba los espíritus con la Palabra de Dios
Los espíritus demoníacos se oponen a la santidad de Dios y son la antítesis del Espíritu Santo. Representan lo opuesto al carácter, la naturaleza y la voluntad de Dios. Son hostiles a la obra de Dios y Jesucristo, y los creyentes siempre deben resistirlos.
Sean de espíritu sobrio, estén alerta. Su adversario, el diablo, ronda como león rugiente, buscando a quien devorar. Pero resístanlo firmes en la fe, sabiendo que las mismas experiencias de sufrimiento se van cumpliendo en sus hermanos en todo el mundo.
─ 1 Pedro 5:8-9
Satanás es un engañador y él aflige a la iglesia local al influir a algunos pastores para que nieguen la Palabra de Dios. La sana doctrina bíblica proviene de la Palabra de Dios, razón por la cual todo cristiano necesita leer, estudiar y crecer en su conocimiento de las Escrituras.
Al final, Satanás y sus demonios malvados son juzgados por Dios
Aunque es imposible que un creyente esté poseído por un demonio (1 Pedro 1:5, 1 Juan 4:4, 5:8), Satanás y sus ángeles caídos todavía pueden causar todo tipo de problemas. Por esta razón, todos los creyentes deben caminar en el Espíritu de Dios y obedecer Su Palabra.
Satanás y sus demonios (espíritus demoníacos) son reales. Son ángeles caídos que Dios permite tentar, molestar o controlar las mentes de algunas personas. Aquellos que se exponen a programas, libros, juegos y rituales que son satánicos y malvados, invitan a estos demonios a su vida.
La única defensa real que tenemos contra estos espíritus malvados es que seamos llenos del Espíritu Santo de Dios. El Espíritu de Dios es más grande que cualquier otro poder en la tierra. El destino final de los demonios es la eternidad en el infierno. Ellos saben que Jesucristo ya ha ganado la batalla. ALELUYA.
Porque Dios no perdonó a los ángeles cuando pecaron, sino que los arrojó al infierno y los entregó a fosos de tinieblas, reservados para juicio.
─ 2 Pedro 2:4
Si permanecemos en el camino de Cristo, descubriremos que la puerta angosta lleva al encuentro de plenitud de gozo y deleites para siempre, cosas que solamente Dios puede prometer.
2 Corintios 5:7 ─ Porque por fe andamos, no por vista.
El tema de este artículo es sobre el poder supremo que tiene Jesucristo, incluso sobre los demonios y Satanás.
Todos los derechos reservados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario