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Por Fe Andamos

¿Qué tan bien conoce a Jesús? Si usted es cristiano, sabe que Él es su Salvador y el Hijo de Dios. Pero no podemos detenernos allí.

Convertirse a Cristo es sencillo: solo tenemos que creer por fe que Él murió para pagar el castigo por nuestros pecados, y luego pedirle que nos perdone. Sin embargo, después de ser salvos, tenemos la responsabilidad de crecer continuamente en nuestro conocimiento de Cristo.

Antes bien, crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A El sea la gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén. ─ 2 Pedro 3:18

He aquí una prueba sencilla para determinar cómo se encuentra usted: ¿Está ansioso o preocupado por todo? ¿Ha caído en el desánimo por una situación que parece no tener remedio? Si usted contestó “sí” a cualquiera de estas preguntas, es posible que necesite ampliar su comprensión de quién es realmente Jesucristo. Cristo es mucho más grande de lo que podemos comprender, y ninguna de nuestras circunstancias está más allá de su capacidad de ocuparse de ellas.

Pablo escribió una carta a los Colosenses porque comenzaron a dudar de que Jesús era el único que necesitaban. Después de escuchar a falsos maestros, quedaron convencidos de que era necesario algo más. Pero la descripción que hace Pablo de Cristo en Colosenses 1:15-20 refutó esta falsa idea con su admirable descripción de la suficiencia y la grandeza del Salvador.

Porque en Él fueron creadas todas las cosas, tanto en los cielos como en la tierra, visibles e invisibles; ya sean tronos o dominios o poderes o autoridades; todo ha sido creado por medio de Él y para Él. ─ Colosenses 1:16

Y Juan 1:3 añade que nada llegó a existir aparte de Jesús, por lo que podemos estar seguros de que Él no comenzó con alguna forma de materia para hacer todo lo que llena el universo. Hebreos 11:3 explica cómo lo hizo: "Por la fe entendemos que el universo fue preparado por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve no fue hecho de cosas visibles." Cristo lo creó todo con Su palabra, y Su energía no se redujo en absoluto. Siguió siendo omnipotente después que terminó todo, porque el Señor Jesús es el mismo ayer, hoy y por los siglos (Hebreos 13:8). Desde la complejidad de un solo átomo, hasta la extensión colosal del universo, todo fue creado por la palabra de Cristo.

Para tener una perspectiva de la obra de nuestro gran Salvador, lo único que tenemos que hacer es levantar los ojos al cielo en una noche oscura y despejada. Por eso me encanta estar en campo abierto, donde no haya luces artificiales o sonidos. Al anochecer, veo las estrellas cuando comienzan a aparecer. Al principio, solamente unas pocas son visibles, pero poco a poco la oscuridad se llena con un sinnúmero de puntos luminosos. ¿Sabía usted que la luz de una estrella viaja a 300,000 km por segundo para llegar a nosotros? Y desde nuestra perspectiva terrenal, podemos ver solo una fracción del número de estrellas que hay en el universo. Se calcula que hay 100 millones de galaxias.

No hay manera de que la mente humana pueda comprender un universo tan vasto e insondable, pero Cristo sabe exactamente donde se encuentra cada estrella, pues Él colgó cada una de ellas en el espacio y las mantiene en el hueco de Su mano; por tanto, el universo se mueve de acuerdo con el orden preciso establecido por el Señor: "Y Él es antes de todas las cosas, y en Él todas las cosas permanecen." (Colosenses 1:17) El Hijo de Dios mantiene la órbita de la Tierra alrededor del Sol, y hace que ella gire todo el tiempo sobre su eje en el ángulo y a la velocidad exacta para sostener la vida.

Cuando veo Tus cielos, obra de Tus dedos, la luna y las estrellas que Tú has establecido, digo: ¿Qué es el hombre para que Te acuerdes de él, y el hijo del hombre para que lo cuides? ─ Salmo 8:3,4

Piense por un momento en el poder, la gloria y la majestad del Hijo de Dios, quien está mucho más allá de nuestra comprensión. ¿Cómo pudo alguien como Él condescender a venir a la tierra como un bebé indefenso y ser crucificado en una cruz para reconciliar a los seres humanos con el Padre celestial? Sin embargo, eso fue exactamente lo que Él hizo (Colosenses 1:20).

En el momento que alguien pone su fe en Él, el Señor entra en la vida de esa persona y vuelve a crear su espíritu. Antes de ser salvos, estábamos muertos espiritualmente, pero ahora tenemos la vida misma de Jesús en nosotros por medio del Espíritu Santo que habita en nuestro interior. Dice Pablo en 1 Corintios 2:16: "Porque ¿quién ha conocido la mente del Señor, para que Lo instruya? Pero nosotros tenemos la mente de Cristo." Eso significa que ahora podemos entender lo que Él nos ha mostrado por medio de Su Palabra, Espíritu y creación. Un resultado de nuestra nueva vida en Cristo, es que podemos entender las verdades espirituales en la Biblia como Su Espíritu nos enseña.

Cada aspecto de la creación es un ejemplo de cuán grande e infinito es Cristo. Si el Señor puede colgar las estrellas en el espacio y mantener los océanos dentro de sus límites, ¿no es capaz de encargarse de nuestros problemas? La paz y la confianza vienen cuando finalmente comprendemos que Cristo es quien nos sostiene, y que nunca nos soltará.

Sean firmes y valientes, no teman ni tengan miedo ante ellos, porque el Señor tu Dios es el que va contigo; no te dejará ni te desamparará. ─ Deuteronomio 31:6

Nadie es más suficiente, más poderoso o más misericordioso que nuestro poderoso y majestuoso Salvador. Jesucristo tiene todo el poder creador y sustentador para encargarse de cualquier cosa que usted esté enfrentando. Él quiere que deje de inquietarse; así que, haga una lista de todo lo que sabe acerca de Él. Lea cada una de esas verdades maravillosas, y descanse en el conocimiento de que Él tiene cuidado de usted, y de que dará respuesta a todas sus necesidades de acuerdo con Su buena voluntad.

A medida que aprendemos acerca de la soberanía de Dios, nuestra fe en Él crece. Aunque no poseemos el poder infinito de Dios, podemos someter nuestros corazones, almas, y mentes de maneras que concuerden con Su santa voluntad. De esta manera, honramos al Creador y Sustentador de todas las cosas, reconociendo que Dios es verdaderamente soberano.

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