Libre Del Pecado
Como cristianos todavía cometemos pecados pero ya no estamos bajo el dominio del pecado. Cuando fuimos unidos con Cristo en Su muerte (Romanos 6:5), “nuestro viejo hombre fue crucificado con Cristo” (Romans 6:6). "Nuestro viejo hombre” es igual a lo que éramos antes de la salvación - perdidos en el pecado y con destino al infierno. Es la naturaleza impenitente que heredamos de Adán. “Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados.” (1 Corintios 15:22)
Algunos dicen que los creyentes tienen tanto una naturaleza vieja y nueva — un tipo de doble personalidad espiritual. El conflicto entre esas dos naturalezas, dicen, es responsable de las luchas en la vida de un cristiano, como el creyente se esfuerza por crucificar a su manera vieja de vivir. Pero observe que Pablo no nos manda a crucificar nuestro hombre viejo; él nos dice que eso ya ha sucedido.
Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. ─ Gálatas 2:20
Hay una conexión común entre nuestros cuerpos y el pecado. “Y si Cristo está en ustedes, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado, sin embargo, el espíritu está vivo (es vida) a causa de la justicia.” (Romaos 8:10) El pecado tiene un dominio absoluto en la vida de un incrédulo. Esa dominación se rompe cuando alguien llega a conocer a Cristo. “Porque si ustedes viven conforme a la carne, habrán de morir; pero si por el Espíritu hacen morir las obras del cuerpo, vivirán." (Romanos 8:13)
Pablo no está enseñando, sin embargo, que la naturaleza pecaminosa del creyente ha sido eliminada y que ya no peca. “Sabemos esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con Cristo, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado.” (Romanos 6:6) La palabra griega traducida “fuera destruido” no significa “aniquilado” pero “reducido a la impotencia” o “privado de su fuerza, influencia o poder.” “Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz.” (Romanos 8:6)
Los cristianos ya no son esclavos del pecado; la tiranía del pecado en nuestras vidas ha sido rota. Como cristiano el pecado ya no tiene dominio sobre usted.
Por tanto, ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu. ─ Romanos 8:1
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