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Cuando Un Hijo Pierde Su Camino
La Parábola del Hijo Pródigo nos revela el gran amor que Dios tiene por nosotros y como Él desea que aquellos que se han apartado de Él, regresen.
De modo que entendieran el amor de Dios, Jesús contaba historias a un grupo de líderes espirituales judíos, recaudadores de impuestos y pecadores. Jesús decidió decirles la parábola del hijo pródigo.
Jesús dijo: "Cierto hombre tenía dos hijos. El hijo menor dijo a su padre, 'Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.’" Y él les repartió sus bienes. Jesús continuó: "No mucho tiempo después de que el hijo menor consiguió el dinero, tomó un viaje a una tierra lejana, donde malgastó su dinero en una vida desenfrenada. Luego hubo una gran hambre en aquella tierra y el empezó a morir de hambre."
El hijo menor se fue a un hombre rico para conseguir un trabajo. El hombre rico luego lo envió a los campos para alimentar a sus cerdos. Y deseaba llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada.
Entonces, volviendo en sí, dijo: "¡Cuántos de los trabajadores de mi padre tienen pan de sobra, pero yoaquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: 'Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; hazme como uno de tus trabajadores.'"
Levantándose, fue a su padre. Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sintió compasión por él y corrió, se echó sobre su cuello y lo besó. Y el hijo le dijo: "Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo." Pero el padre dijo a sus siervos: "Pronto; traigan la mejor ropa y vístanlo; pónganle un anillo en su mano y sandalias en los pies. Traigan el becerro engordado, mátenlo, y comamos y regocijémonos; porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado.’ Y comenzaron a regocijarse."
El padre, por supuesto, representa a Dios el Padre. El hijo perdido representa aquellos que se han rebelado contra Dios, quienes se han arrepentido y vuelven a Dios. Dios no nos impide pecar y rebelarnos. Tenemos libertad para hacerlo. A pesar de que Él nos ama inmensamente, Dios espera pacientemente hasta que "llegamos a nuestros sentidos." El arrepentimiento es necesario para nosotros para volver a Dios. Es una convicción que debe venir a nosotros con la ayuda del Espíritu Santo. (Juan 16:8)
La parábola del hijo perdido es una historia maravillosa que Jesús contó para ilustrar la alegría del Padre por el arrepentimiento de un pecador perdido. El deseo de Dios es:
El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al pleno conocimiento de la verdad. ─ 1 Timoteo 2:4
Ore hoy por alguien a su alrededor que no conoce al Señor Jesús como Salvador.
El hecho de que somos hijos de Dios no significa que nunca vamos a experimentar el desánimo. Sin embargo, debemos saber que tenemos más que suficiente ayuda de Dios para librarnos de cualquier prueba y dificultad. Dios nos exhorta en Su Palabra a ser activos en animarnos unos a otros sobre el gozo eterno que tenemos en Cristo.
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