La Gente Necesita Oír la Mala Noticia

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Predicar la buena noticia sin primero haber explicado la mala (la consecuencia eterna del pecado), no es predicar el evangelio, no es dar realmente la buena noticia: el evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

Existen sitios informativos en internet que son muy particulares. En ellos sólo se publican noticias alegres, tales como: “Niño logró su sueño de conocer a Batman”, o “Un perro salvó a otro de ser atropellado en una autopista”. Cosas así.

No me sorprende ver la mentalidad detrás de estos portales: En un mundo lleno de malas noticias, ¿quién quiere seguir oyendo noticias terribles? ¿Por qué no publicar cosas más optimistas y alegres? Prácticamente a nadie le gusta escuchar cosas negativas y en los medios suelen triunfar las personas que se caracterizan por siempre hablar cosas felices.

Sin embargo, hay una mala noticia que toda persona necesita escuchar: La verdad de que somos pecadores que necesitan desesperadamente de la gracia de Dios para ser salvos de la condenación eterna.

Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.
─ Juan 3:17

Así como un médico informa un mal diagnóstico a su paciente para que él comprenda la seriedad de su condición y el remedio que necesita, Dios en Su misericordia y verdad nos ha hablado en Su Palabra nuestra verdadera condición espiritual.

El diagnóstico es peor de lo que pensamos. No estamos simplemente “enfermos”. Dios nos enseña que sin Cristo estamos muertos espiritualmente, sin salvación de la ira de Dios. Sin conocer esta mala noticia jamás veremos la necesidad de la salvación que sólo se encuentra en Cristo Jesús por medio de la fe en Él y Su obra.

Y Él les dio vida a ustedes, que estaban muertos en sus delitos y pecados, en los cuales anduvieron en otro tiempo según la corriente de este mundo...
─ Efesios 2:1,2

Es precisamente por esto que el apóstol Pablo, antes de exponer el evangelio en su carta a los Romanos, dedica la mayor parte de los primeros tres capítulos a hablar sobre la justa ira de Dios, la pecaminosidad del hombre y la incapacidad que tenemos para salvarnos a nosotros mismos.

Eso que hizo el apóstol Pablo es radicalmente opuesto a lo que muchos predicadores o personas que dicen ser cristianas están haciendo hoy. Muchas personas dentro de la iglesia han comprado la mentira de que no debemos predicar las malas noticias que están en la Biblia para no ser rechazados por el mundo y ser más efectivos al predicar.

Pero la verdad es que necesitamos esas malas noticias. Sin ellas ofendemos a Dios tratando de mutilar Su Palabra. Dios nos dice verdades duras para nuestro bien (2 Timoteo 3:16). Nadie estará agradecido por el evangelio al menos que empiece a entender por qué necesitamos ser salvos y lo malo que es el corazón del hombre que no ha nacido de nuevo.

Es cuando entendemos la mala noticia que el evangelio puede cobrar brillo ante nuestros ojos por la gracia de Dios. Por eso necesitamos ser honestos ante la verdad de la santidad de nuestro Señor y nuestro pecado, y debemos predicarle al mundo la mala noticia.

En un cultura en la que nos rodean personas que dicen o piensan cosas tales como: “Sé que Jesús es real, pero no necesito creer en el evangelio”, es crucial que hablemos sobre la realidad del pecado y la ira de Dios, porque es así como podemos predicarles verdaderamente la buena noticia de manera que puedan conocerla realmente y gozarse en ella.

Muchos se enojarán con nosotros cuando les confrontemos con la verdad, pero si honramos a Dios y amamos a las personas, no dejaremos de predicar con fidelidad Su Palabra.


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