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Por Fe Andamos

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La Pecaminosidad del Orgullo

Oír sobre la mala conducta de una figura pública respetable se ha convertido en algo tan usual que, aunque tal vez nos decepcionemos profundamente, casi no nos sorprende. En nuestra sociedad tenemos un problema con el orgullo personal.

Pero ¿cómo deberíamos reaccionar ante la noticia de un fracaso moral de una persona destacada o de un amigo? Podríamos empezar mirándonos a nosotros mismos. Hace un siglo, Oswald Chambers les dijo a sus alumnos del instituto bíblico Bible Training College lo siguiente:

“Manténganse siempre alertas ante la realidad de que allí donde un hombre ha vuelto atrás es exactamente donde cualquiera puede hacerlo...La fortaleza desprotegida es doble debilidad.”

Las palabras de Chambers hacen eco de la advertencia de Pablo a ser conscientes de nuestra propia vulnerabilidad cuando vemos los pecados de otros. Después de hacer un repaso de la desobediencia de los israelitas en el desierto (1 Corintios 10:1-5), el apóstol instó a sus lectores a aprender de esos pecados para que no los repitieran (1 Corintios 10:6-11).

Sin embargo, Dios no se agradó de la mayor parte de ellos, y por eso quedaron tendidos en el desierto. Estas cosas sucedieron como ejemplo para nosotros, a fin de que no codiciemos lo malo, como ellos lo codiciaron. ─ 1 Corintios 10:5,6

No se centró en los pecados pasados, sino en el orgullo presente, cuando escribió: “Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga” (1 Corintios 10:12).

Sacudir la cabeza a manera de reproche es una reacción común ante el pecado manifiesto. Sin embargo, es más útil la cabeza que asiente, diciendo: “Sí, yo también soy capaz de hacer eso”, y que después se inclina para orar por aquel que ha caído y por el que piensa que está firme.

Delante de la destrucción va el orgullo, y delante de la caída, la arrogancia de espíritu. ─ Proverbios 16:18

Mi bendito Salvador, ayúdame a ser humilde en mi corazón, quita mi orgullo pecaminoso. En mí mismo estoy seguro de tropezar, ayúdame a estar cerca de Ti. En Tu nombre mi Jesús, amén.


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Por Fe Andamos

¿Cómo puede la santidad ser nuestra principal prioridad? Si la Palabra de Dios no mora con poder en nosotros, no pasará con poder por medio de nosotros. El permanecer en Cristo es la clave de una vida de santidad que agrada a Dios.


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