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Somos Cartas de Cristo
Si alguien leyera tu vida como un libro, ¿encontraría a Jesús en sus páginas? ¿Es tu vida una carta de Cristo?
Como soy escritor, en ocasiones algún amigo me dice: “Algún día me gustaría escribir un libro.” “Es una meta elogiable, contesto yo, y espero que lo hagas. Pero es mejor ser un libro que escribirlo.” Estoy pensando en las palabras del apóstol Pablo:
Siendo manifiesto que son carta de Cristo expedida por nosotros, no escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de corazones humanos. ─ 2 Corintios 3:3
En su libro “La Práctica de la Piedad”, Lewis Bayly, capellán del rey Jaime I de Inglaterra, dijo que “el que espera producir algo bueno con sus escritos” descubrirá que “instruirá a muy pocos...Por lo tanto, el medio más poderoso para promover lo bueno es el ejemplo...Un hombre entre mil puede escribir un libro para instruir a sus prójimos...pero todos pueden ser modelos de excelencia viviente para quienes los rodean.”
“Porque éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días,” declara el Señor. “Pondré Mi ley dentro de ellos, y sobre sus corazones la escribiré. Entonces Yo seré su Dios y ellos serán Mi pueblo.” ─ Jeremías 31:33
Como creyente, quizá nunca escribas un libro, ¡pero al vivir para Dios, serás uno! Un libro abierto, una «carta de Cristo» para que todos lean.
Pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos. Por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos. ─ Romanos 14:8
La palabra que se utiliza para “discípulos” en el Nuevo Testamento, se trata de un aprendiz que sigue a su maestro. Se usaba en el contexto de los Rabinos, quienes invitaban a alumnos a seguirlos y aprender de ellos. En ese sentido, el discípulo de Jesús es un aprendiz de Jesús. Es un seguidor que, al seguir a Cristo, sigue aprendiendo de Él.
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