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Volviendo A Dios
Puede ser decepcionante o incluso angustioso cuando alguien cercano a ti se aleja del Señor.
En una carta que le envió a su hijo Eduard, Albert Einstein le aconsejó lo siguiente: “La vida es como andar en bicicleta. Para mantener el equilibrio hay que seguir moviéndose.” El consejo del gran físico es sabio y práctico.
Este mismo concepto puede aplicarse a la vida cristiana. Por fe, muchos creyentes siguen avanzando mientras atraviesan circunstancias difíciles y angustiantes. Pero, cuando experimentan alguna falla moral, pierden el equilibrio y se caen. Entonces, su pesar y el sentirse indignos del perdón de Dios puede llegar a mantenerlos en el suelo e impedirles seguir avanzando en su crecimiento espiritual.
Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos. ─ Gálatas 6:8,9
La Biblia nos da numerosos ejemplos de personas que vivieron graves fracasos personales. Abram le mintió al faraón con respecto a su esposa Sara (Génesis 12:11-17). Jacob engañó a su padre para conseguir la bendición de Esaú (Génesis 27:18-29). Moisés desobedeció a Dios al golpear la roca en vez de hablarle (Números 20:7-12). A pesar de sus caídas, se nos dice:
Y todos éstos, habiendo obtenido aprobación por su fe, no recibieron la promesa. ─ Hebreos 11:39
Estos personajes bíblicos se elevan como ejemplos porque, después de haber caído, regresaron al Señor y comenzaron a seguirlo otra vez. ¿Has perdido tu equilibrio espiritual con una decisión pecaminosa que te impide seguir adelante? Arrepiéntete y vuelve a seguir al Dios de las segundas oportunidades.
Nuestro Padre celestial verdaderamente se preocupa por ti y quiere que regreses a Él. Cuando Dios oye tu clamor, Él te responderá positivamente.
Diles, pues: 'Así dice el Señor de los ejércitos: “Vuélvanse a Mí,” declara el Señor de los ejércitos, “y Yo me volveré a ustedes,” dice el Señor de los ejércitos.' ─ Zacarías 1:3
La palabra que se utiliza para “discípulos” en el Nuevo Testamento, se trata de un aprendiz que sigue a su maestro. Se usaba en el contexto de los Rabinos, quienes invitaban a alumnos a seguirlos y aprender de ellos. En ese sentido, el discípulo de Jesús es un aprendiz de Jesús. Es un seguidor que, al seguir a Cristo, sigue aprendiendo de Él.
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