La Oración de Un Anciano

¿Conoces la historia del hombre de 85 años de edad que fue detenido porque él oró?

La mayoría de las personas han oído la historia. Es la historia de Daniel, un residente anciano judío en Babilonia que fue condenado a muerte por su fidelidad en oración a Dios (Daniel 6). Aunque la oración que envió Daniel al foso de los leones es su conversación más famosa con Dios (Daniel 6:11), no fue la única vez que lo vemos en la oración.

En el noveno capítulo de Daniel, leemos un ejemplo de cómo oraba. Daniel había estado leyendo en su rollo de pergamino de Jeremías que el cautiverio de su pueblo iba a durar 70 años, y el pueblo ya había soportado 67 años de exilio (Jeremías 25:8-11). Estaba ansioso para el fin del exilio.

¡Oh Señor, escucha! ¡Señor, perdona! ¡Señor, atiende y actúa! ¡No tardes, por amor de Ti mismo, Dios mío! Porque Tu nombre se invoca sobre Tu ciudad y sobre Tu pueblo. ─ Daniel 9:19

Dios quería que Su pueblo viviera en justicia, pero ellos no estaban haciendo eso. Daniel decidió vivir justamente a pesar de la desobediencia del pueblo. Empezó a orar que Dios no retrasaría el fin del cautiverio.

Mientras oraba, Daniel se centró en la adoración y la confesión del pecado. Su ejemplo de oración nos da una perspectiva importante en hablar con Dios. Debemos reconocer que Dios es "grande y temible” (Daniel 9:4) y que “hemos pecado, hemos sido malos” (Daniel 9:15). Cuando oramos a Dios debemos alabar y confesar.

Sigamos el ejemplo de Daniel. Para él, la oración era tan vital como la vida misma. Gracias a Jesucristo, nosotros como cristianos tenemos un gran privilegio de venir ante el trono del Padre.
 
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