El Amor Al Dinero

Hay indicadores específicos que nos advierten si estamos amando el dinero.

Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores. ─ 1 Timoteo 6:10

Este versículo es una referencia clásica y contiene el principio bíblico acerca de nuestra actitud hacia el dinero. Al referirse al amor al dinero, Pablo está hablando acerca del pecado de la codicia. La codicia es un delito grave en los ojos de Dios, lo que significa que deberíamos desear con todo corazón tener la victoria sobre él. Y podemos empezar a lograr tal victoria al reconocer los principales signos de advertencia de la codicia.

Hay por lo menos cinco síntomas principales de comportamiento y de actitud que revelan la presencia de la codicia en nuestras vidas. En primer lugar, si usted es un verdadero amante del dinero, usted estará más preocupado por la adquisición del dinero que con dar un esfuerzo honesto en todo lo que hace. Los creyentes deben buscar la verdad y la excelencia y Dios se encargará de que recibamos las recompensas monetarias apropiadas.

En segundo lugar, si usted es codicioso, usted se sentirá que nunca tiene suficiente dinero.

En tercer lugar, si usted ama el dinero, probablemente hará alarde lo que puede comprar. Usted será muy ansioso por mostrar la ropa, su nuevo coche o camión, o la propiedad nueva que acaba de comprar.

En cuarto lugar, si usted es un esclavo de la codicia, usted no estará dispuesto a dar su dinero para apoyar las causas que valen la pena o ayudar a otras personas. Usted querrá mantener todo su dinero para que pueda gastarlo en sus propios deseos egoístas.

En quinto lugar, si está enamorado del dinero, es probable que peque para obtener más. Eso podría incluir hacer trampa en su declaración de impuestos o no devolver el cambio completo a los clientes.

Si amas a Dios con todo tu corazón, alma, mente y fuerza ninguna de estas síntomas estará en tu vida para dificultar tu búsqueda de Dios.

No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. ─ Filipenses 4:11


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