La Palabra de Dios Nos Transforma
Las palabras reales de la Biblia son ungidas por el Espíritu Santo mismo y tienen la plena capacidad de cambiarnos y transformarnos por completo si estamos dispuestos.
Hoy en día muchos dudan del poder de las Escrituras en el tratamiento de los aspectos más profundos del corazón humano y de la mente.
Algunos dicen que la Biblia puede ser útil para ciertos problemas “espirituales”, pero es demasiada simplista e inadecuada para los problemas más complejos psicológicos del hombre moderno.
La Palabra del Señor es perfecta
Esta es la verdad: lo mejor que la psicología puede hacer es modificar el comportamiento externo. No puede redimir y transformar el alma. Sólo Dios puede hacerlo a través del poder de Su Palabra.
La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma; el testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo.
─ Salmos 19:7
Podemos ver que este versículo llama la Escritura “la ley del Señor” así enfatizando su naturaleza instructiva. Es la suma de la instrucción de Dios al hombre, ya sea para credo (lo que creemos), carácter (lo que somos), o conducta (lo que hacemos).
Permitir que el Espíritu Santo nos transforme por la Palabra de Dios nos ayuda a navegar las circunstancias de la vida y responder en amor a Dios y a los demás.
La ley del Señor es “perfecta”. Esto representa una palabra hebrea que habla de la totalidad, lo completo o la suficiencia. La Escritura no carece de nada porque está completa; nada con el fin de que podría ser lo que debe ser.
Es completa como una revelación de la verdad divina; es completa como una regla de conducta. Es absolutamente cierta; tiene sabiduría perfecta para las necesidades de la humanidad; es una guía infalible de conducta.
Toda la Escritura es inspirada por Dios
No hay nada en la Biblia que conduciría a la humanidad al error o el pecado; todo lo que es esencial para el hombre se puede encontrar en las Escrituras.
Dios desea que estemos saturados de Su Palabra y que la obedezcamos para que podamos crecer en nuestra relación con Él. El Espíritu Santo usa la Palabra para hacernos más como Cristo.
Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea apto, equipado para toda buena obra.
─ 2 Timoteo 3:16-17
El razonamiento del hombre es imperfecto, pero la Palabra de Dios es perfecta, conteniendo todo lo necesario para su vida espiritual. Es tan completa que puede restaurar su alma.
Pueda reanimar, refrescar, y transformar todos los aspectos de su ser, para que pueda ser precisamente la persona que Dios quiere que usted sea.
Probada es toda palabra de Dios; Él es escudo para los que en Él se refugian.
─ Proverbios 30:5
No mire a las alternativas humanas incapaces cuando la Palabra de Dios está lista para ministrar a todas sus necesidades. La guerra espiritual se combate con armas espirituales, no con las técnicas, teorías o terapias de este mundo.
Porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas; destruyendo argumentos y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo.
─ 2 Corintios 10:4-5
Dios nos puede transformar a través de Su Palabra para ser la persona que Él quiere que seamos. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva creación es; las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
Como seguidores del Señor Jesucristo debemos estar motivados para estudiar la Biblia con el fin de seguir creciendo para que podamos entender sus verdades y aplicarlas en nuestras vidas.
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La clave de la alegría del cristiano es su fuente, que es el Señor Jesucristo. Puesto que el Señor nunca nos deja ni nos abandona, podemos regocijarnos siempre.
2 Corintios 5:7 ─ Porque por fe andamos, no por vista.
El tema de este artículo es acerca de la transformación que ocurre en la vida de un creyente en Jesucristo mientras estudia las Escrituras. La meta de cada creyente es vivir en santidad bíblica y glorificar a Dios y adorar a Jesucristo como Señor.
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